Varios estudios afirman que hay cierta relación entre la
pérdida de audición y la demencia. La mayoría de las pruebas que se llevaron a
cabo en estos estudios consistían en coger un amplio grupo de personas lúcidas.
A continuación se les hacía un seguimiento a lo largo de varios años y al finalizar el estudio se podía observar que las
personas que tenían una pérdida de audición grande eran las más propensas a
desarrollar demencia.
Esto no significa que todas las personas que padezcan
pérdida de audición vayan a tener este problema.
Otras investigaciones también hablan de la relación entre la
pérdida de olfato y las enfermedades neurodegenerativas. Se parte del hecho de que la
memoria y el olfato comparten algunas zonas del cerebro por lo cual las
enfermedades neurodegenerativas que afectan a la memoria también lo hacen a la
capacidad olfativa.
A raíz de estos resultaos cobra importancia poder evaluar
las capacidades olfativas para poder detectar estas enfermedades lo antes
posible. Aunque las pruebas de medición del olfato son algo subjetivo ya se ha desarrollado un
olfatómetro que controla los aromas que recibe la persona y al mismo tiempo
está conectada a una máquina de resonancia magnética, lo que permite obtener unos datos objetivos.
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