A los humanos nos gusta disfrutar de una sabrosa comida o de una exquisita bebida. Esta capacidad para captar y diferenciar los distintos sabores (dulce,amargo,salado, ácido y umami) nos la confieren un grupo de receptores sensoriales situados en nuestra lengua, las papilas gustativas. Dependiendo de donde se encuentren estos receptores en la superficie de la lengua, detectaremos mejor unos sabores u otros.
Esta capacidad se ha convertido en la herramienta de trabajo de algunas personas, los críticos gastronómicos. Estos deciden emplear sus papilas (junto con otros sentidos como el de la vista o el olfato) para convertirlas en su modo de obtención de dinero.
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